La costumbre de comer pan con café se originó en Europa, donde el pan y el café son alimentos tradicionales en la dieta diaria. En muchos países europeos, es común disfrutar de una rebanada de pan con mantequilla o mermelada junto con una taza de café en el desayuno o en la merienda. Esta combinación se ha vuelto popular en todo el mundo, ya que el pan proporciona carbohidratos y energía, mientras que el café estimula el sistema nervioso y ayuda a despertar y concentrarse.
Los gustos varían, hay quienes cortan el café (añadirle leche) para que el gusto del café sea más suave y no sea tan amarga la combinación de sabores.
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